Escribí este poema en el año 1992, después de una estancia de unas casi tres semanas en Santiago de Cuba, estuve allí a razón de un festival internacional de coros, con el Orfeón Universitario de la Universidad Cecilio Acosta de Maracaibo, en el cual cantaba.
Nunca imaginé que algún día mi propio país entraría en una situación similar...
Nunca imaginé que algún día mi propio país entraría en una situación similar...
He regresado llena de ti,
de tus ojos, de tus
carencias;
todavía llevo en mis
manos el calor de las tuyas,
y tu rostro me persigue suplicándome
un recuerdo;
para sentir que sigues
vivo lejos de tus fronteras.
Tus ojos dibujan tu
corazón,
grande, hermoso y
sensible,
tu sencillez
armoniza tu inteligencia.
Han silenciado tu voz,
mas no tu mirada,
que expresa tu sonora grandeza.
Eres un inmenso mar de
amor y de tristeza,
de una tristeza que
despierta mi memoria,
de un amor que es la
certeza de tu espíritu;
libre y travieso aunque vivas entre rejas.
Por tus calles corre el
sentimiento
y aunque en silencio tu
voz,
tu mirada sonora clama
libertad.
Jamás olvidaré el calor de
tus manos suplicantes,
las que tantas veces estreché
percibiendo tu ansiedad,
en el sudor amargo de
unos dedos que sufrían mi partida.
Cuando llegue tu libertad
completa;
nunca perderás la sencillez de tu alma,
ni la libertad que
expresas cuando cantas,
ni la libertad que cuando
amas entregas.
Nurchy Barri
-Retorno de Santiago de Cuba-
-1992-
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